
La calle me interesa como un espacio dinámico de interacción y transformación, donde objetos, arquitectura y personas dejan huellas que narran historias. La vida urbana se configura como un entramado de movimientos, encuentros y memorias en constante cambio, un escenario donde lo cotidiano se fusiona con lo efímero y lo permanente. Así, la calle se revela no solo como territorio físico, sino como un tejido social en constante construcción a través de sus habitantes, prácticas y elementos en tránsito.
Mi trabajo se fundamenta en el registro y la exploración de entornos urbanos, abordando diversas facetas de la vida citadina. Investigo los mercados callejeros como espacios de economía, la calle vivida desde múltiples perspectivas como reflejo de dinámicas sociales, la arquitectura como piel de la urbe y los espacios abandonados que testimonian la transformación y el olvido.
A través de procesos que abarcan desde la pintura hasta la instalación, exploro materiales, técnicas e imágenes con el objetivo de resignificar los rastros de la vida urbana y dar visibilidad a sus dinámicas. Con ello, propongo un diálogo con la memoria de la ciudad, invitando a reflexionar sobre las formas en que habitamos y transformamos nuestros entornos.