Adentro

Adentro nace de la luz azul filtrada por los techos improvisados del Barrio Azul. Son escenas íntimas atravesadas por una atmósfera monocromática que modifica todo lo que toca.

Desde el interior de las casas, la pintura funciona como registro. Lo cotidiano aparece detenido en un gesto, una sombra, un rincón u objetos marcados por la luz. Esa luz transforma la percepción del espacio y la sensación de habitarlo. Cada cuadro conserva una huella: la manera en que ese color reorganiza lo doméstico.

Adentro habla del color, del silencio y de los modos en que el cuerpo se adapta al espacio. También de una luz que persiste en la pintura y en la fotografía como forma de archivo.