Érase una vez
bajo techo
(2017 - 2024)
Techo Azul nació en un territorio del corregimiento de Amaime (Palmira), conocido hoy como Barrio Azul. Muchas casas fueron levantadas con techos improvisados de plástico azul, reutilizado del sistema de riego del Ingenio Manuelita. Ese azul no solo cubría los hogares: teñía los cuerpos, los objetos y la luz. El color terminó convirtiéndose en atmósfera. En una manera de habitar.
Llegué al territorio acompañando procesos comunitarios junto a la Fundación Auxilius Deus. Entre caminatas, conversaciones y visitas constantes, empecé a registrar cómo la luz se filtraba por esos techos. La pintura apareció como respuesta. Como una forma de observar, de escuchar y de hacer archivo desde la experiencia.
Entre 2017 y 2020 desarrollé una investigación que cruzó cuerpo, pintura, fotografía, cotidianidad y archivo visual. De ahí surgió Érase una vez bajo techo, un proyecto que reúne pintura, instalación, fotografía y más de 300 imágenes en pequeño formato. Un retrato fragmentado de un momento de transformación territorial. Hoy muchos techos azules ya no existen, pero la memoria sigue ahí.
El proyecto incluye un componente pedagógico: Cartográficas, un taller comunitario para jóvenes de Amaime y Palmira. En la primera jornada realizamos una caminata sensorial; cada participante registra lo que le resuena del territorio. En la segunda, trabajamos esas imágenes para construir una lectura colectiva del lugar. Más que una técnica, el taller propone una manera de mirar: hacer memoria con las manos, caminar con atención, escuchar lo que el territorio devuelve.
Érase una vez bajo techo cruza arte, pedagogía y memoria situada. Habla de transformaciones arquitectónicas, vínculos comunitarios, estéticas populares y modos de resistir desde lo cotidiano.